DESPACITO Y BUENA LETRA
Hablaba con mi compañero de la vieja técnica de la psicología en los departamentos de recursos humanos de dar a cada persona tareas que cumplan la regla del “círculo inscrito”. Si las capacidades de una persona se pueden simbolizar como la superficie de un círculo, las tareas que se le adjudiquen deberían suponer la superficie del cuadrado en el que aquel círculo queda inscrito. Esto es una metáfora, claro, pero describe bien la realidad: para fomentar el crecimiento como profesional de alguien deberá tener tareas que superen ligeramente sus desarrollos actuales.
Así se fomenta el interés por ese tan deseado crecimiento como profesional. Todo va bien mientras la diferencia de estas dos superficies no resulte abrumadora. Y mientras la persona tenga el interés necesario para que este crecimiento ocurra.
Como decía Antonio Machado: “Despacito y buena letra…” Conviene plantearse objetivos realistas, alcanzables, que supongan un esfuerzo afrontable y cuyo alcance sea gratificante.
Esta regla aplica para muchas más circunstancias de la vida, por ejemplo, en el aprendizaje de habilidades en cualquier ámbito, pongamos por caso que yo quiero aprender a pintar cuadros. Lo lógico sería empezar por ejemplos sencillos, digamos paisajes estáticos, e ir avanzando con escenas más complejas. Pero si intento clonar el Cuadro de las Lanzas en mi primer curso de dibujo el fracaso está garantizado. Aunque incluso si me dosifico los objetivos y, en el fondo, la realidad es que me da igual dibujar bien o no es improbable que me salga bien ni el más simple de los bodegones. Otro tanto me pasará si me aterroriza la opinión que pueda tener quien vea mi obra: me bloquearé de tal manera que, posiblemente, no pueda trazar ni una raya.
El desarrollo personal entra en este ejemplo también. Lo conveniente es no estancarse, ir ampliando nuestros objetivos de auto conocimiento, y siempre de forma razonable. Conviene ir ventilando los “cuartos oscuros” de nuestra mente. Siempre pasito a paso.
Es conocido que el “llevarse bien con uno/a mismo/a” es básico para el bienestar individual. Y que este bienestar se refleja en las relaciones con los/as demás. Hay que basarse en un trabajo personal que, aunque no está al alcance de todo el mundo, es extraordinariamente enriquecedor.
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