Y NOS VAMOS A LA LUNA
Por fin ha despegado el cohete con el envío a la luna de la primera misión del proyecto Artemis de la NASA. Dan al proyecto este nombre en honor a la diosa griega. Esta diosa, Artemisa en nuestro idioma, es la protectora de, además de la caza, los terrenos vírgenes y las vírgenes y doncellas. No hay nada que cazar en la luna, pero es que Artemisa era la hermana gemela de Apolo, quien daba nombre al viejo proyecto que hace cincuenta años llevó a la humanidad a la luna.
Llama la atención lo exquisitos que han sido con las seguridades antes de proceder al tan esperado lanzamiento. Había mucho dinero en juego y mucho prestigio que recuperar después de haber tenido que recurrir a compañías privadas e incluso a motores rusos para algunos lanzamientos.
Stephen Hawking nos advirtió de que la humanidad debería abandonar la tierra para garantizar su continuidad como especie. Podríamos agotar los recursos del planeta y esto supondría nuestra extinción, o caernos un asteroide y eliminarnos como les ocurrió a los dinosaurios, o mil riesgos más.
No debe de ser tan fácil ver la aniquilación personal que sufrimos cada día, cómo el modo de vida imperante nos despersonaliza. No acaba con la especie, sino con quienes la formamos. Hay que ir más rápido, que producir más, que alcanzar mejores resultados que el ejercicio anterior: ya es imprescindible.
Esta carrera imparable e interminable va dejando "cadáveres" por el camino. Personas que no han sabido o no han podido estar a la última en estrategias comerciales, conocimientos técnicos, habilidades punteras en lo que sea y han sido apartadas de la primera línea sin miramientos. Más aún, personas que no han tenido ni la menor oportunidad de acceso a esos lugares de primera, ni segunda, ni a ninguno de los niveles en los que se gesta el gran logro del tipo que sea... ni tan siquiera al más humilde de los puestos que les permita ganarse dignamente la vida.
Podemos bajar la vista del firmamento y ver cómo naciones niegan el acceso a sus puertos a barcos que recogen a personas perdidas a la deriva en altamar con grave riesgo de sus vidas. Utilizan el recurso (excusa) de que no son refugiados de guerra y yo me pregunto si matan más las balas que el hambre y el frío.
Esta misma humanidad (¿?) que vuelve a mirar a los cielos con intención de surcar esos vastos espacios, no olvidemos que la luna es sólo la primera estación de tránsito, abandona a su suerte a sus congéneres.
O sea, lo que decía arriba: nos vamos a la luna!... O es que ya estábamos allí?
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