La costumbre.

    Lo peor podría ser que se convirtiese en una moda. Es bueno que personalidades de mundo hayan declarado su incapacidad para desarrollar sus actividades profesionales por problemas mentales. Bueno para ellos: que así pueden dar un paso atrás y tomar fuerzas para superar la situación y volver a sus tareas. Y bueno para todos los demás: el que titanes (por ejemplo) del deporte se declaren limitados por su estado mental es un ejemplo formidable para des estigmatizar los padecimientos mentales y facilitar la consiguiente petición de ayuda a los profesionales.

    Prefiero, desde el corazón y desde la razón, hablar de padecimientos que no de enfermedades. Son sus padecimientos los que traen a una persona a nuestra consulta, es así, y va acompañado de una toma de decisión firme. El denominarlo enfermedad implica que se requiere de una cura para volver a la normalidad, y no es este siempre el caso en nuestras consultas.

    Quienes ejercemos la psicología estamos acostumbrados a oír a nuestros/as clientes o pacientes decir que se avergüenzan de esta condición, que les ha costado una barbaridad el venir. Además, al poco tiempo de acudir a nuestras citas empiezan a preguntarles sus allegados que hasta cuándo van a seguir haciéndolo.

    No es débil quien va a una consulta de psicología, muy al contrario, requiere una gran valentía y fortaleza el superar el miedo a mirar de frente a lo que le preocupe, de afrontarlo y superarlo. En la mayoría de los casos el recurso es ignorarlo, “olvidarlo”, y seguir adelante como se puede. Imprescindible, también, una lucidez notable para comprender que no puede con lo que sea una/a solo/a, que requiere de ayuda externa para superar su problema.

    En muchas ocasiones nos llega quien ya se cansa de comentarlo con algún/a amigo/a íntimo/a o familiar más afín. El caso, si se opta por estas vías, no suele avanzar, más que en círculos: se requiere la mirada imparcial de la profesionalidad y de las herramientas de que dispone.

    Decía que lo peor sería que se convirtiese en una moda y me refería a visitar a un o una psicólogo o psicóloga. Que se fuese a una consulta por cualquier perogrullada. No nos tiene que preocupar, está entre las habilidades de la profesión el saber discernir entre lo que es una nimiedad y lo que no… y lo que esa nimiedad podría estar ocultando.

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